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domingo, 23 de abril de 2017

Deja que salga la Luna


Cuando estoy entre tus brazos, siempre me pregunto yo, cuando me debía el destino, que contigo me pagó. 

Es por eso que mi vida, toda te la entrego a ti, tu que me diste en un beso lo que nunca te pedí ......

miércoles, 5 de abril de 2017

Te extraño tanto

Te extraño tanto que tu olvido abarrota mi peor condena,
Te extraño tanto que aun condenado me da vida extrañarte,
Te extraño tanto que en mis noches sin huellas camino sin luna,
Te extraño tanto que en cada instante te encuentro al recordarte.

Te extraño tanto que en mis manos la flor marchita por no verte,
Te extraño tanto que mi cielo llora por días sin lograr ahogas mis penas,
Te extraño tanto que del viento recibo tus caricias cuando veo  mi ventana,
Te extraño tanto que a mi voluntad renunciaría por solo un minuto amarte.

Te extraño tanto que a pesar del tiempo siempre serás mi hermosa y divina.



miércoles, 29 de marzo de 2017

Impasible



Impasible ira pasando el tiempo hasta cuando me olvides, y ese será el día más triste de mi vida.

Gera


lunes, 27 de marzo de 2017

Como hago



"Por los caminos que pisa el orgullo no pasó el amor", escribió aquella noche mientras bebía el café con el que pretendía impedir el sueño para no verla. Ya no es justo abrazarla en mis sueños, pensó en voz alta con la voz entrecortada, y luego se preguntó: 

Como le hago el juego al orgullo y emprendo el camino del olvido, si sin aire ni luz podría siquiera dar un paso, y ella es mi aire y mi luz.

Como hago para vestirme con el manto de la indiferencia, si cobija menos que mi voluntad de amarla y no me servirá para olvidarla.

Como hago para desnudarme de ella, si su piel quedó pegada en la mía y su sangre circula por mis venas desde la noche de nuestra primera pasión.

Como hago para que sus palabras dejen de ser como puntiagudos dardos que se clavan en mi corazón, si no podría ignorarlas porque todo lo de ella es lo más importante.

Como hago para no dormir, si el sueño es el cómplice de mis encuentros de amor porque al cerrar mis ojos aparece siempre hermosa.

Como hago ...

domingo, 26 de marzo de 2017

Te amo

Cundo tan solo te quería extrañaba tu presencia; pero cuanto te empecé a amar aprendí a extrañar tu lado más bello, aquel que solo podía sentir sin necesidad de más; porque se quiere lo palpable y visible, pero se ama aquello que es imperceptible a los ojos. 

El cariño tiene que ver con un beso o una mirada; el amor en cambio con el inopinado suspiro que emerge desde el fondo del alma y nos sorprende con su dulce lenguaje.

Hasta la noche que encontré bajo aquel árbol solo aminé por la inercia del día a día; pero sucede que desde ese instante comencé a inventar mis mejores pasos en mi intento de llevarte segura de mi brazo. Sin embargo, ingrato fue mi aprendizaje cuando al primer traspié no supe levantarme con la prontitud que esperabas, y de pronto ya no estabas.

Hoy navego en mi mar de tempestades y solo consuelo me queda porque cada que cierro los ojos me cubro con el tibio calor que dejaste en casa tras tu partida. Es un hecho real que en medio de tata confusión olvidaste llevar lo imperceptible a los ojo, el amor que me diste.


martes, 21 de marzo de 2017

El alma que conozco

Cuando el poder de la palabra es derrotado por la indiferencia y el silencio el alma se convierte en esclava de su propia derrota. Pero es luego de un tiempo de sufriente esclavitud que resurge entre los escombros para con un grito libertario reconquistar su soberanía, recuperar su territorio, y tomar lo que le pertenece por el infinito poder del amor.

No existe derrota tolerable cuando el alma lucha por lo que ama, ni resignación posible frente a ella porque el amor dota con fortaleza hasta al más débil de los esclavos; y aunque el alma sufra con silente llanto, en cada sufrimiento se alimentará con furia hasta empoderar su voluntad como lo hace la más primitiva de las bestias cuando debe defender lo que ama.

Las batallas pueden ser históricas porque el morbo las hace imperecederas en el papel, pero jamás definen un fin de guerra mientras el alma camine en busqueda de batalla por los curiosos acertijos del destino; mientras no recupere lo que ama; mientras siga amando. Y es que cuando el alma está en batalla no le teme a la muerte, porque la muerte misma eterniza al amor y lo sublimiza.

Sin embargo, frente a la majestad del amor el alma que conozco es débil, necia e imperfecta, porque a pesar de su infinito poder no quiere trascender a la carne y prefiere ser oída, vista, tocada, besada. Y es que para el alma que conozco el amor tiene forma de mujer. Si, la forma de una reina hermosa y divina que linda con lo sobrenatural porque es única y no tiene parangón; y porque es mágica en su andar, en su mirar, en su hablar.

Es un hecho real que la reina del alma que conozco fue su amada en vida pasada, porque sabe que su alma es libre y deliciosa como la brisa de un atardecer campirano; porque sabe que es aire, agua y fuego en su esencia terrenal; porque sabe que puede sembrar sonrisas y cosechar dulzura con solo quererlo; y porque sabe que cuando mira la tierra le da vida a las flores ya que ella misma es una flor con forma de mujer. También es un hecho real que el alma que conozco no tendría temor de ser enano, burro o bufón en la vida futura si de ello dependiera que su reina lo amara y mimara con la misma pasión que algún día le enseñó en su lecho de amor; y esto es, porque el hombre que encarna al alma que conozco es débil por amor, necio por esencia a imperfecto por definición.

Cuando el poder de la palabra es derrotado por la indiferencia y el silencio el alma que conozco no cae de rodillas; sino al contrario, sube a la montaña más alta para cuidar desde allí a su hermosa y divina, cuan eterno guardián del amor de su vida.








Deja que salga la luna



... Cuando estoy entre sus brazos, siempre me pregunto yo, cuanto me debía el destino, que contigo me pagó; es por eso que mi vida toda te la entrego a ti, tu que me diste en un beso lo que nunca te pedí ....




lunes, 20 de marzo de 2017

Luz de Luna


.... Si ya no vuelves nunca, provincianita mía, a mi celda querida que esta triste y esta fría, que al menos tu recuerdo ponga luz sobre mi bruma, pues desde que te fuiste no he tenido luz de luna ....


La veo


La veo encantada sobre su tierra de encanto, a la que con amor habla cuando acaricia sus verdes con los tonos divinos de su dejo norteño.

La veo brillante como el sol mañanero, que generoso y eterno alimenta mis horas porque es luz de mis días, y de mis noches también cuando ilumina la luna.

La veo inquieta como la niña traviesa, que bajo el cielo lluvioso se moja entre danzas como la diosa perfecta de la tierra bendita.

La veo sonriente como la flor naciente de mis días sin tiempo, que no conocen pasado ni futuro porque el amor es eterno aunque el destino sea cruel.

domingo, 25 de octubre de 2015

El dolor del amor


No es eterno el dolor del amor dicen, pero que se hace si los años me desgarran el alma como los truenos desgarran al viento cuando llora la tierra; 

Otros tiempos por los años son mujer; mujer de la tierra amada, mujer de la piel bendita, mujer del rosal de damascenas amarillas que miro para mirarte;

Rosas damascenas que me dan vida mujer, damascenas amarillas que nacieron de la que una noche robé de tu ramo para cubrir mis prohibidos poemas de amor;

K lleva tu amado nombre por su origen eslavo mujer de mis amaneceres, de mi días, y de mis anocheceres tambièn porque hasta de tu nombre soy devoto;

Algún día de un tiempo que no es este el destino generoso será,y mis trovas nuevamente los vientos oirán porque eterno es el dolor del amor, digo yo.

Beto Pejovés 




sábado, 5 de septiembre de 2015

El amor está allí

Su honor cayó en desgracia por las telarañas que tejieron quienes no lo quieren; por las verdades que pintaron con mentiras quienes crearon los mitos malos; por esos mitos que nacieron de inexistentes historias que inventaron los indignos para alivio de sus miserias.

Y por eso él siempre allí; en aquel refugio que inventó para la que nunca llegó en el que la paz reposa sobre cada recuerdo de los tiempos pasados; recuerdos que ubicados en cada rincón son su luz y esperanza.

Ella nunca estuvo allí, pero el amor que se tuvieron sí en cada preciado objeto que alguna vez sus manos tocaron.

Ella nunca lo besó allí, pero el recuerdo de sus bondadosos labios sí durante cada cerrar de ojos para el romántico momento.

Ella nunca tocó la copa del tinto eterno, pero su bouquet renace en cada noche de viernes como el viernes que no llegó.

Su honor cayó en desgracia por las telarañas que tejieron quienes no lo quieren, y ella nunca esta allí para escucharlo.


Beto Pejovés





martes, 7 de julio de 2015

Te imaginé en París

Imaginé una mañana invernal a tu lado, caminando del brazo por el malecón del Sena hacia el puente de Alejandro III al que llegué solo, eso fue hace tiempo.

Me vi contigo en una visita a la tumba de Vallejo en el Cementerio de Montparnasse al que me fue imposible no llegar la última vez que visité París, siempre pensando en ti.

Imaginé una noche juntos en el barrio latino, bebiendo vino con la lluvia encima y la expectativa de volver a las velas de luz tenue con las que quise que se iluminaran nuestros sueños.

París hubiera sido el lugar perfecto para pedirte que camináramos juntos hasta el final.

Beto Pejovés 




domingo, 21 de junio de 2015

Sueños

Si hubiera sido mi esposa en este momento estaría conmigo; y mis hermosos regalos hubieran sido su mirada, su sonrisa y una caricia en un beso. 

Mi mundo sería de colores, mis días diferentes y mis noches muy ansiadas por el deseo de llegar a casa para verla.

Habría prendido muchas velas para entibiar la habitación como en un castillo medieval, y recostados en la cama le habría pedido que me contara una historia para arrullarme. Y sé que ella, siempre buenita me hubiera complacido con una de canes locos y felinos serenos.

Si hubiera sido mi esposa, esta noche sería inmensamente feliz, afortunado, rey. 

Beto Pejovés

martes, 2 de junio de 2015

El destino

A veces me pregunto si alguna vez me necesitaste, si me extrañaste alguna noche, si pensaste en mí cuando salió la luna que alguna vez fotografiamos. Porque si me preguntaras lo mismo te diría que sí, que te necesito mucho, que te extraño, que siempre pienso en ti.

Te conozco desde que éramos casi niños, y algunas veces pensé, durante el largo tiempo que no te vi, que si alguna vez te encontraba tal vez serías una persona distinta a la que conocí pero no, no fue así,porque cuando te encontré después de casi 30 años percibí de inmediato que tu esencia era exactamente la misma, y tal vez eso explique cómo es que fue tan fácil que mi amor largamente dormido despertara con una carga de energía incalculable.

Por ti he sentido el amor de las diferentes formas como solo el que es verdadero puede mostrarse. Quisiera que lo supieras, o que siquiera lo notaras porque eso me bastaría para seguir el camino que me queda. No sé cuánto tiempo me quede, solo sé que es tuyo y eso nunca cambiará. 

Contigo aprendí que la vida nos da oportunidades y también nos las quita, que cuando llegan se debe saber mantenerlas porque los errores de verdad se pagan; y bueno, ésta es la factura de mis errores porque ahora solo puedo escribir lo que siento sin ser leído por la persona que quiero. Pienso que si alguien leyera esto creería que estoy loco por escribirle al aire, pero le diría que no es locura sino solo supervivencia.

Así es el destino, impredecible y justo, como injusto también.

Beto Pejovés



domingo, 10 de mayo de 2015

El rosario de Rosario

Si nuestra historia hubiera sido distinta, esta noche habríamos caminado por la playa del amor con dos copas de cristal y su botella de vino preferido. Sus canes se habrían divertido  jugando con el mar y eso le hubiera causado  felicidad

 Habría colocado sobre su pecho aquel rosario  de plata que vi en una vitrina, y mirándola a  los ojos le habría pedido que me acariciara el  corazón con una sonrisa. La habría abrazado  en busca de recostarla en mi pecho para que se sintiera protegida; y si me permitía, le habría cantado una canción en voz bajita, la que a ella le gustara más, tal vez le habría sugerido “Fascinación”.

Recuerdo que alguna vez, cuando el mundo cayó sobre mi dude de mi fe y le reproché al cielo por tanta pena; no solo porque le hice daño sin ella merecerlo, sino también porque la perdí.

Y sobre los escombros de esa desdicha simbolicé mi dolor con la cruz del rosario de Rosario que llevo sobre mí para escuchar su nombre en cada latido de mi corazón.

Beto Pejovés.



domingo, 19 de abril de 2015

Un minuto, una eternidad

Que fuera si me diera un minuto; un minuto de ese amor que me hizo feliz; un minuto frente a mí que extraño tanto y tanto aquella mirada que iluminaba mi vida; aquella voz que recitaba palabras bonitas como solo los violines recitan el sonido angelical; y aquella paciente comprensión que atenuaba con ternura mis caprichos de vago emocional.

La conocí en la niñez y la amé por treinta años aún sin verla; luego fue mi cómplice en el amor desde aquel primer beso que nos refundió en la sublime pasión que aún me estremece; y hoy, el más bello recuerdo que me reconforta el alma en cada instante de mis días.

Que importaría vivir agónico si me diera un minuto para decir lo que requiere una eternidad; un minuto para ser justo porque injusto fui; uno solo para cantar su canción como hace tanto, cuando era niña y todo era ilusión.

Si un minuto yo tuviera, en un minuto le diría mi amor, con un gesto, una mirada, o tal vez con un beso si la dicha ella me diera. Y la luna, sonriendo entre las hojas batientes como impacientes amantes en pos del minuto ansiado, sería la muda testigo de que solo el amor puede convertir un minuto en toda una eternidad.

Beto Pejovés


martes, 3 de marzo de 2015

Sin mirarse

Como puede ser la vida de extraña, me dijo uno de los dos. Tan extraña como que dos seres que alguna vez fueron uno hoy se cruzan como absolutos desconocidos. 

Pregunté entonces. Desconocidos por el tiempo y la distancia? O simple cobardía de evitar cruzar sus miradas para no verse el alma que nunca miente. Cobardía mía fue, dijo triste, porque la duda del olvido hace mejor el reposo del dolor, y porque bastó sentir su aire para saberme vivo. Y alegría también dijo con leve sonrisa, porque por osados segundos vi sus deliciosos gestos y su andar de niña eterna, porque oí su voz desde lejos, porque fui inmensamente feliz al tenerla tan cerca.

Pasó detrás de mí sin yo verla comentó, pero al sentir su presencia volteé y era ella, que vestida de negro y con su particular andar se dirigió hacia la vitrina de los dulces. Con precaución detectivesca la vi a través del espejo que reflejaba su imagen y por fin tuve frente a mis ojos a la soñada que no logro arrancar de mi corazón; se veía tan dulce como los coloridos productos que escogía con infantil entusiasmo.

Al preguntarle por qué no se acercó a decirle hola, respondió que temió hacerlo por la desesperación que le hubiera causado no poderla besar, y por eso huyó del lugar. 

Beto Pejovés




domingo, 8 de junio de 2014

Una historia de la vida real

Una mañana buscaba con gran apuro la dirección que cuatro años atrás había anotado en alguna página del gastado cuaderno con tapa de cuero en cuyo interior abundaban ilegibles y desordenadas notas que dificultaban su empeño. De pronto, la concentración del momento se vio interrumpida al llegar a  la página del lunes 22 de marzo en la que encontró una detallada frase escrita con su puño que decía “16.01 pm - … me agregó!!”


Mientras contemplaba su hallazgo esbozó una melancólica sonrisa que lo sustrajo del mañanero apresuramiento y lo hizo retroceder en el tiempo hasta aquella tarde en la que se encontró virtualmente con ella desde la habitación del campus norteño que la universidad le asignaba cada vez que viajaba para dictar clases.

Ya absorto en aquel episodio recordó la curiosidad que lo embargó cuando al apretar el link “nuevos amigos” de su red apareció el bello nombre nórdico de la criatura que nunca olvidó; recordó la profunda emoción que sintió cuando encontró un grupo de fotografías en las que aparecía, siempre sonriente, siempre joven, siempre divina. “No han pasado los años por ti, recordó haber dicho exaltado mientras exploraba en todos los rincones de aquel jardín virtual en busca de más y más miradas y sonrisas de aquella mujer, de aquella niña que fue el amor de su vida.

Luego de navegar entre los recuerdos de lo mucho que sucedió después de la mágica tarde en el norte el hombre volvió a su presente, sabedor de que aquel inolvidable episodio ocurrido a las 4:01 pm del 22 de mayo de hacía cuatro años marcó un antes y un después en su vida. Comprendió en ese instante por qué le era inevitable sentir en cada sorbo del café caliente de su emblemática taza blanca el amargo sabor que le producía no haberla sabido amar como ella necesitaba y merecía.

Esa mañana reparó, a pesar de lo mucho que no la veía, en que la había perdido para siempre por su torpe proceder, pero también en que todo lo que vivió con ella fue un inmerecido premio de Dios. Fue entonces, que con la delicadeza de siempre tomó el marco de madera que reposaba sobre su vieja mesa para acariciar una vez más la fotografía que tenía de ella, sustrajo del cajón el viejo poemario en una de cuyas añejas páginas reposaba la rosa amarilla que alguna vez ella tocó, y entre suspiros le escribió esta canción.

Sólo caminaba por el mundo,
y una tarde de aquel marzo, la encontré.
Nos sentamos solos frente a frente,
y poco a poco, nos amamos, otra vez.

Un día de varios, nos miramos,
nos tocamos, nos besamos, y así fue.
La historia de amor eterno, de la bella y el labriego
que entre rosas mil canciones le escribió.

Una historia que ni el tiempo,
le arrancó de sus recuerdos
porque sueña con volvérsela,
volvérsela a encontrar.

Sola caminaba indiferente,
por la playa de los solos, y la vi.
El canto del viento y las gaviotas
le entonaban melodías
a su andar.

Un día de varios, nos miramos,
nos tocamos, nos besamos, y así fue.
La historia de amor eterno, de la bella y el labriego
que entre rosas mil canciones le escribió.

Una historia que ni el tiempo,
le arrancó de sus recuerdos
porque sueña con volvérsela,
volvérsela a encontrar.

Beto Pejovés